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Opinión: “¿Puede ser sostenible y amigable con el medio ambiente la industria química?” por Francisco Horn, presidente de la Comisión de Responsible Care de Asiquim

“Los desafíos de la sociedad son regular el consumo de productos, y disminuir y gestionar la generación de residuos. Mientras, nuestra industria debe continuar con los procesos de investigación y desarrollo de productos y procesos menos peligrosos, avanzar con tecnologías que reduzcan el consumo de energía y empleen fuentes renovables no convencionales, crear innovaciones para emplear materias primas provenientes de recursos naturales regenerativos y proponer diseños pensados para la degradación de los materiales”.

Hoy, cuando el auge de tendencias como los alimentos orgánicos y naturales, el cuestionamiento a materiales como el plástico y el desprendimiento de todo lo que provenga de fuentes fósiles, como el petróleo, usado en el sector automotriz e industrial, la pregunta que nos plantean hacia la industria química es si su actividad puede ser sostenible y amigable con la salud del planeta y las personas.

Por un lado, no cabe duda del aporte de la química a la vida diaria desde los albores de la humanidad. Desde el agua potable que tomamos hasta la creación de medicamentos que han permitido el aumento de las expectativas de vida de las personas.

El petróleo, por ejemplo, ha contribuido de manera significativa al transporte de personas y mercancías que, desde la revolución industrial, ha mejorado la calidad de vida de los miles de millones de habitantes del planeta. Pero, al mismo tiempo, su consumo y uso desproporcionado ha impactado en la acumulación de gases de efecto invernadero que son sindicados como responsable del aumento de la temperatura global del planeta.

Tanto o más se puede decir respecto al desarrollo de la industria de los polímeros, por ejemplos plásticos, que gracias a ellos hemos podido disponer de un sinfín de productos que mejoran nuestra forma de vida, desde los envases que alargan la vida de los alimentos hasta productos de consumo que usamos a diario. Pero que, al mismo tiempo, su uso indiscriminado y mal manejo de los residuos ha generado que se acumulen en el medio ambiente, especialmente en ambientes marinos, sin posibilidad de degradarse.

Entonces, ¿cómo la industria química puede colaborar en la búsqueda de soluciones a esta problemática? La respuesta está en los mismos principios que dan vida a esta industria, mediante la investigación y el desarrollo de nuevas soluciones que reemplacen combustibles fósiles por unos con menores emisiones de gases de efecto invernadero, que utilicen materiales que sean posibles de reutilizarse para nuevos procesos productivos promoviendo la economía circular, el desarrollo de componentes degradables, la reducción de la huella de carbono de la actividad industrial, el desarrollo de nuevos procesos productivos que sean más eficientes y utilicen energías renovables,  entre muchas otras iniciativas.

En Chile, tenemos ejemplos cercanos. Por ejemplo, las espumas son un desarrollo químico que se han empleado para el aislamiento de nuestros hogares e instalaciones, aportando a la eficiencia energética y la reducción de emisiones de dióxido de carbono al demandar menos calefacción. La empresa Austral Chemicals vende sistemas de poliuretano para aislación térmica y desde hace siete años comenzó a reemplazar los gases refrigerantes que se empleaban como insumo para la producción de espuma, pero que al liberarse debilitan la capa de ozono. El año pasado logró reemplazar el 100% por uno sostenible que no provoca ese daño, siendo la única empresa chilena en alcanzar este objetivo seis años antes de que sea una norma obligatoria para toda la industria.

A partir de este año, todas las empresas asociadas al gremio chileno deben estar adheridas y certificadas bajo el estándar Responsible Care®, un programa de sostenibilidad creado en Canadá en 1986 y que en Chile se aplica desde el 2005, que busca comprometer a las compañías en elevar los estándares en protección del medio ambiente, relación con las comunidades, y garantizar la seguridad y salud de las personas y trabajadores.

Entre sus metas, empuja a las empresas asociadas a ir reduciendo progresivamente su huella de carbono. Noracid, proveedora de insumos químicos para la minería, como ácido sulfúrico, desde el 2020 ha sido reconocida como carbono neutral por el Ministerio del Medio Ambiente.

El caso de la chilena Oxiquim también es destacable porque a partir de un proceso de investigación y desarrollo logró crear un adhesivo con componentes vegetales, a partir de la lignina (material orgánico presente en las plantas y árboles), que permite sustituir parte del insumo del fenol, de origen fósil, que se emplea en la industria de los tableros de madera contrachapada
En materia de gestión de residuos, la empresa Avient se hizo cargo de la totalidad de los desperdicios derivados de la fabricación de masterbatch, un concentrado de color que se emplea en la coloración de termoplásticos. Al mes, generan alrededor de 1.200 kilos de residuos plásticos, que a partir del 2022 son transformados como ecomadera en bancos y basureros que son donados a un colegio de Maipú.

En la misma línea de hacerse cargo de los pasivos ambientales, la empresa Ecobio, que opera un relleno sanitario en Chillán, implementó una nueva tecnología para el tratamiento de los residuos líquidos o riles que se generan por la descomposición de la basura. Usando una técnica de evaporación con compresión mecánica de vapor obtienen agua con calidad de riego, que la compañía reintegra al propio sistema para darle un uso industrial en sus instalaciones y para el riego de cultivo de biomasa.

Sin química no podemos vivir y sin industria química es imposible escalar los desarrollos científicos, a productos que han mejorado sustancialmente la calidad de vida de la sociedad moderna. La industria química, tanto en Chile como en el mundo, tiene un amplio camino recorrido hacia el desarrollo sostenible y es reconocida por la puesta en marcha de buenas prácticas en el marco de la implementación del Sistema de Gestión Responsible Care®.


Entonces, los desafíos de la sociedad son regular el consumo de productos, y disminuir y gestionar la generación de residuos. Mientras, nuestra industria debe continuar con los procesos de investigación y desarrollo de productos y procesos menos peligrosos, avanzar con tecnologías que reduzcan el consumo de energía y empleen fuentes renovables no convencionales, crear innovaciones para emplear materias primas provenientes de recursos naturales regenerativos y proponer diseños pensados para la degradación de los materiales.