“Opinión”: Día del Medio Ambiente: Chile debe descarbonizar, proteger el agua y acabar con zonas de sacrificio, por Sara Larraín Directora ejecutiva del Programa Chile Sustentable
El Día Mundial del Medio Ambiente es un buen momento para redoblar esfuerzos y concretar las acciones para cumplir los compromisos del país y de este Gobierno para un Chile social y ambientalmente más justo.
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente 2024, es imperativo reflexionar sobre los avances y desafíos que enfrenta Chile en su camino hacia la carbono neutralidad y la protección de sus ecosistemas. La reciente promulgación de la Ley de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) en 2023, junto con la Ley Marco de Cambio Climático de 2020, son hitos significativos en el marco regulatorio del país. Sin embargo, no podemos permitirnos descansar en estos logros.
Es crucial abordar temas fundamentales como la descarbonización, el ordenamiento territorial y las estrategias integradas de cuencas para la seguridad hídrica, todos requisitos para avanzar hacia un desarrollo verdaderamente sostenible y alcanzar la meta de carbono neutralidad y resiliencia climática al 2050.
Chile estableció en su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) un máximo (peak) de emisiones de gases de efecto invernadero para 2025. Para cumplir con este objetivo, es urgente acelerar el cronograma de cierre de las centrales termoeléctricas a carbón, responsables del 21% de las emisiones totales de CO2 eq. del país. En la actualización del Plan de de Descarbonización y su hoja de ruta, que se dará a conocer en los próximos meses, el Gobierno debe incluir el cese de operaciones de las 8 centrales a carbón rezagadas que aún no han comprometido ni fecha de cierre ni su reconversión; el plazo máximo debe ser 2030.
Además, es esencial que se recupere el atraso en las acciones de remediación para las 11 termoeléctricas que ya cerraron y se den a conocer los planes de abandono y remediación de las 9 centrales adicionales que dejarán de operar durante 2025, para mitigar los pasivos ambientales resultantes de su operación y restaurar ambientalmente el territorio donde operan estas industrias.
La política climática debe centrarse también en cumplir los compromisos de restauración y reforestación. Chile está retrasado en su meta de reforestar 200 mil hectáreas para 2030, compromiso adquirido en su NDC de 2020. Este esfuerzo es crucial para la captura de gases de efecto invernadero y lograr la carbono neutralidad en 2050, que se estableció como obligación vinculante en la Ley Marco de Cambio Climático.
Para conciliar el desarrollo económico con las necesidades del medio ambiente y de las comunidades locales, es fundamental acelerar la publicación del reglamento de los Planes Regionales de Ordenamiento Territorial. Estos planes son esenciales para planificar y ordenar integradamente el territorio, permitiendo un uso más eficiente y sostenible del patrimonio ambiental del país (hoy denominado “capital natural”), asegurando un equilibrio entre las actividades económicas y la conservación.
La seguridad hídrica y el requisito de una gestión responsable, eficiente y sostenible del agua para superar la escasez y vulnerabilidad hídrica en que nos encontramos, es otro desafío crítico en Chile. Es necesario implementar políticas que aseguren la protección de este bien público esencial para la vida y la economía, mediante la gestión preventiva e integrada de las cuencas, el uso eficiente y equitativo, la reutilización y el reciclaje, especialmente en el contexto del cambio climático que afecta la disponibilidad y calidad de las aguas.
La integración de enfoques basados en la naturaleza, como la protección de glaciares y humedales, la restauración de cuencas, el caudal ecológico y la recarga de acuíferos, serán clave para mejorar la seguridad y resiliencia hídrica del país.
Además, es urgente proteger los salares de Chile, ecosistemas únicos y vitales que están bajo amenaza, debido a la explotación desmedida de sus recursos. La extracción de litio, vital para la transición energética, debe realizarse de manera sostenible, garantizando la conservación de estos frágiles ecosistemas, la protección de las especies y el respeto de las comunidades locales que dependen de ellos.
Finalmente, un impostergable desafío ambiental y de derechos humanos de corto plazo es poner fin a las zonas de sacrificio, áreas donde nuestros compatriotas, familiares y amigos han sido desproporcionadamente afectados por la contaminación industrial. Estas zonas representan una injusticia ambiental inaceptable que no puede continuar, y que debe ser abordada con políticas claras y acciones concretas, decididas y rápidas para asegurar que todas y cada una de las personas que habitamos en Chile tengamos derecho a un ambiente sano.
Chile ha dado importantes pasos en su agenda ambiental, pero aún enfrenta desafíos significativos. Acelerar la descarbonización, reducir la vulnerabilidad hídrica, ordenar y planificar los usos de nuestro territorio, cumplir las metas de reforestación, proteger los glaciares y salares y terminar con las zonas de sacrificio son condiciones esenciales para un desarrollo y futuro sostenibles. El Día Mundial del Medio Ambiente es un buen momento para redoblar esfuerzos y concretar las acciones para cumplir los compromisos del país y de este Gobierno para un Chile social y ambientalmente más justo.
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente 2024, es imperativo reflexionar sobre los avances y desafíos que enfrenta Chile en su camino hacia la carbono neutralidad y la protección de sus ecosistemas. La reciente promulgación de la Ley de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) en 2023, junto con la Ley Marco de Cambio Climático de 2020, son hitos significativos en el marco regulatorio del país. Sin embargo, no podemos permitirnos descansar en estos logros.
Es crucial abordar temas fundamentales como la descarbonización, el ordenamiento territorial y las estrategias integradas de cuencas para la seguridad hídrica, todos requisitos para avanzar hacia un desarrollo verdaderamente sostenible y alcanzar la meta de carbono neutralidad y resiliencia climática al 2050.
Chile estableció en su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) un máximo (peak) de emisiones de gases de efecto invernadero para 2025. Para cumplir con este objetivo, es urgente acelerar el cronograma de cierre de las centrales termoeléctricas a carbón, responsables del 21% de las emisiones totales de CO2 eq. del país. En la actualización del Plan de de Descarbonización y su hoja de ruta, que se dará a conocer en los próximos meses, el Gobierno debe incluir el cese de operaciones de las 8 centrales a carbón rezagadas que aún no han comprometido ni fecha de cierre ni su reconversión; el plazo máximo debe ser 2030.
Además, es esencial que se recupere el atraso en las acciones de remediación para las 11 termoeléctricas que ya cerraron y se den a conocer los planes de abandono y remediación de las 9 centrales adicionales que dejarán de operar durante 2025, para mitigar los pasivos ambientales resultantes de su operación y restaurar ambientalmente el territorio donde operan estas industrias.
La política climática debe centrarse también en cumplir los compromisos de restauración y reforestación. Chile está retrasado en su meta de reforestar 200 mil hectáreas para 2030, compromiso adquirido en su NDC de 2020. Este esfuerzo es crucial para la captura de gases de efecto invernadero y lograr la carbono neutralidad en 2050, que se estableció como obligación vinculante en la Ley Marco de Cambio Climático.
Para conciliar el desarrollo económico con las necesidades del medio ambiente y de las comunidades locales, es fundamental acelerar la publicación del reglamento de los Planes Regionales de Ordenamiento Territorial. Estos planes son esenciales para planificar y ordenar integradamente el territorio, permitiendo un uso más eficiente y sostenible del patrimonio ambiental del país (hoy denominado “capital natural”), asegurando un equilibrio entre las actividades económicas y la conservación.
La seguridad hídrica y el requisito de una gestión responsable, eficiente y sostenible del agua para superar la escasez y vulnerabilidad hídrica en que nos encontramos, es otro desafío crítico en Chile. Es necesario implementar políticas que aseguren la protección de este bien público esencial para la vida y la economía, mediante la gestión preventiva e integrada de las cuencas, el uso eficiente y equitativo, la reutilización y el reciclaje, especialmente en el contexto del cambio climático que afecta la disponibilidad y calidad de las aguas.
La integración de enfoques basados en la naturaleza, como la protección de glaciares y humedales, la restauración de cuencas, el caudal ecológico y la recarga de acuíferos, serán clave para mejorar la seguridad y resiliencia hídrica del país.
Además, es urgente proteger los salares de Chile, ecosistemas únicos y vitales que están bajo amenaza, debido a la explotación desmedida de sus recursos. La extracción de litio, vital para la transición energética, debe realizarse de manera sostenible, garantizando la conservación de estos frágiles ecosistemas, la protección de las especies y el respeto de las comunidades locales que dependen de ellos.
Finalmente, un impostergable desafío ambiental y de derechos humanos de corto plazo es poner fin a las zonas de sacrificio, áreas donde nuestros compatriotas, familiares y amigos han sido desproporcionadamente afectados por la contaminación industrial. Estas zonas representan una injusticia ambiental inaceptable que no puede continuar, y que debe ser abordada con políticas claras y acciones concretas, decididas y rápidas para asegurar que todas y cada una de las personas que habitamos en Chile tengamos derecho a un ambiente sano.
Chile ha dado importantes pasos en su agenda ambiental, pero aún enfrenta desafíos significativos. Acelerar la descarbonización, reducir la vulnerabilidad hídrica, ordenar y planificar los usos de nuestro territorio, cumplir las metas de reforestación, proteger los glaciares y salares y terminar con las zonas de sacrificio son condiciones esenciales para un desarrollo y futuro sostenibles. El Día Mundial del Medio Ambiente es un buen momento para redoblar esfuerzos y concretar las acciones para cumplir los compromisos del país y de este Gobierno para un Chile social y ambientalmente más justo.