Bosques de Coyhaique muestran inusuales cifras de regeneración tras megaincendios históricos
Una publicación científica encontró que el paisaje de la Provincia de Coyhaique después de los grandes incendios históricos en la Región de Aysén, han mostrado índices de regeneración a gran escala, lo cual es inusual a nivel mundial.
Durante la primera mitad del siglo XX la Patagonia chilena fue sometida a múltiples incendios de gran escala, producto de políticas públicas de aquella época que buscaban apoyar la colonización de la región, dejando como consecuencia más de tres millones de hectáreas quemadas de antiguos bosques prístinos.
La mente de varios colonos y pobladores se quedó detenida con el recuerdo de vastas extensiones de bosque quemadas, dónde incluso hoy en día, todavía se observan relictos de lo que en el pasado fue y que actualmente están dominados por praderas cubiertas con centenares de troncos quemados en el suelo, a pesar de que han pasado más de 60 años desde el último gran incendio. El paisaje por naturaleza es dinámico, puede tener cambios a través del tiempo, por ejemplo, pérdida de bosques por extracción de leña y madera, o ganancia por regeneración natural de la vegetación.
Por lo tanto, vale la pena preguntarse si en términos del paisaje y sus coberturas de bosque, ¿es verdad que “el tiempo todo lo cura?, tal como reza el viejo adagio popular. Hasta el día de hoy, viendo que no existía una evaluación empírica de los cambios de la cobertura del suelo después de los incendios históricos, es que la doctora en ecología del paisaje e investigadora residente del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), Ángela Hernández Moreno, se ha enfocado en intentar comprender cuál ha sido la dinámica del paisaje forestal austral después de los grandes incendios, evaluando sus efectos sobre los servicios ecosistémicos o beneficios ambientales (por ejemplo, el almacenamiento de carbono, calidad de hábitat para especies de fauna clave, u otros). Tras el análisis de los resultados de esta investigación de más de seis años, una reciente publicación científica da luces de la masiva regeneración forestal que se ha producido en el paisaje de la Patagonia Aysén, quebrando incluso las tendencias nacionales y globales de altas tasas de pérdida forestal y baja de regeneración.
“Dinámicas del paisaje forestal posterior a los incendios intencionales de gran escala en la Patagonia occidental revelan inusuales índices de recuperación del bosque templado”, es el nombre de la publicación liderada por la Dra. Hernández, quien junto a las y los investigadores Dra. Dolores Armenteras de la Universidad Nacional de Colombia, Dr. Daniel Soto de la Universidad de Aysén, Dr. Alejandro Miranda de la Universidad de la Frontera y Dr. Andrés Holz de Portland State University (Estados Unidos), evaluaron las dinámicas en la cobertura del suelo que se han presentado entre 1984 y 2018, pudiendo determinar cómo y cuánto ha cambiado el paisaje, además de estimar su capacidad potencial para el almacenamiento de carbono.
“Seleccionamos como área de estudio la provincia de Coyhaique, la cual posee más de un millón de hectáreas, concentra la mayor población de la región de Aysén y es equivalente al tamaño de regiones de la zona central como el Ñuble. Utilizamos imágenes satelitales para generar mapas de cobertura terrestre en tres fechas (1984, 2000, 2018), para evaluar la dinámica del paisaje después de los incendios. Un mapa de cobertura terrestre caracteriza las diferentes coberturas del paisaje y así podemos determinar cuánta superficie está cubierta por bosques, praderas, matorrales, construcciones u otros componentes. De esta forma se da un valor numérico a cada uno, el cual al compararlos entre los distintos años, nos indica cómo y en qué cantidad se han producido los cambios o dinámicas en este paisaje”, señala la autora principal del artículo científico.
Las y los investigadores encontraron que, a pesar de los incendios pasados, el bosque templado adulto mantiene la cobertura más extensa en el paisaje de la Provincia de Coyhaique, lo cual es importante pues los bosques adultos son los que sobrevivieron a los incendios pasados, siendo parte del legado ecológico y forestal que existía previo a la colonización. Los bosques templados cubren tan solo alrededor del 16%de los bosques del mundo, y de estos una proporción aún más pequeña corresponde a bosque templado adulto, los cuales tienen un papel clave en mantener la biodiversidad (variedad de especies de fauna u flora) y generación de servicios ecosistémicos o beneficios ambientales de alta eficiencia como almacenamiento de carbono, la producción deagua, regulación termal, entre otros.
Pero, a pesar de su importancia ecológica, y de la alta proporción de bosque adulto, el estudio encontró que entre 1984 y 2018 se perdieron más de 32.000 hectáreas en la Provincia, tendencia preocupante dado que esta superficie representa algunos de los últimos remanentes de bosque templado adulto en el hemisferio sur, el cual es prácticamente irrecuperable en el corto y mediano plazo.
“Mantener y preservar la proporción de estos bosques que aún existen puede contribuir a la conservación de los ecosistemas templados, particularmente aquellos bosques adultos que están disminuyendo a altas tasas en muchas regiones del mundo”, alerta la Dra. Ángela Hernández.
Por otra parte, el artículo científico muestra que la superficie de bosque secundario (aquel que es más nuevo) aumentó en más de 69.000 hectáreas en el mismo periodo de estudio, lo cual se debió principalmente a la pérdida de cobertura de praderas agropecuarias, las que disminuyeron en un 41% respecto a la fecha inicial del estudio. Estos resultados muestran una tendencia de regeneración forestal a nivel de paisaje, lo cual es muy escaso y raro de encontrar en los tiempos actuales de cambio global, además, muestra una tendencia opuesta a la que han encontrado hasta ahora los investigadores en la zona central de Chile, dónde, por lo general el bosque no se recupera, sino que cambia derechamente a otros usos del suelo, con frecuencia a agricultura o a plantaciones forestales exóticas.
Como dato importante, el paisaje de la provincia de Coyhaique experimentó un ligero aumento (3,6%) en las reservas potenciales de carbono debido a la alta tasa de regeneración de bosque secundario, aunque esto no indica que se haya recuperado la capacidad de almacenamiento que tenían los bosques adultos que se quemaron en los incendios, pero dan una pista de una esperanzadora recuperación de los servicios ecosistémicos del paisaje, y si bien un bosque adulto otorga un mayor almacenamiento de carbono en relación a un bosque secundario (bosque joven), al tener una mayor superficie puede estar generando un rol de sumidero de carbono que podría estar contribuyendo a la mitigación del cambio climático. Aunque estos resultados son de la provincia de Coyhaique, se considera que representa muy bien la tendencia de toda la macrozona austral, pues recientemente la iniciativa Mapbiomas Chile que mapeo los cambios en el paisaje de todo el territorio nacional, encontró que la macrozona austral es la única región del país que muestra una alta recuperación de bosques desde el año 2000 a la fecha, en línea con los hallazgos del estudio, por lo que habría sustento para afirmar que a pesar de los megaincendios pasados, la Patagonia occidental aún conserva la mayor extensión de bosques templados adultos y secundarios en América Latina.
Para concluir la investigadora destaca “nuestro estudio proporciona la primera evidencia empírica de los cambios en el paisaje de la Patagonia occidental después de más de seis décadas desde los incendios de gran escala, proporcionando información de referencia sobre los cambios de suelo y servicios ecosistémicos del paisaje que podría ayudar a tomar decisiones para la gestión de los recursos forestales y la planificación estratégica del territorio y sus recursos naturales. Además, es posible decir que, en el caso del paisaje, el tiempo si cura, pero parcialmente pues requiere de manejo forestal sustentable y una toma de decisiones para una recuperación más integral de los nuevos bosques”, concluye.
Durante la primera mitad del siglo XX la Patagonia chilena fue sometida a múltiples incendios de gran escala, producto de políticas públicas de aquella época que buscaban apoyar la colonización de la región, dejando como consecuencia más de tres millones de hectáreas quemadas de antiguos bosques prístinos.
La mente de varios colonos y pobladores se quedó detenida con el recuerdo de vastas extensiones de bosque quemadas, dónde incluso hoy en día, todavía se observan relictos de lo que en el pasado fue y que actualmente están dominados por praderas cubiertas con centenares de troncos quemados en el suelo, a pesar de que han pasado más de 60 años desde el último gran incendio. El paisaje por naturaleza es dinámico, puede tener cambios a través del tiempo, por ejemplo, pérdida de bosques por extracción de leña y madera, o ganancia por regeneración natural de la vegetación.
Por lo tanto, vale la pena preguntarse si en términos del paisaje y sus coberturas de bosque, ¿es verdad que “el tiempo todo lo cura?, tal como reza el viejo adagio popular. Hasta el día de hoy, viendo que no existía una evaluación empírica de los cambios de la cobertura del suelo después de los incendios históricos, es que la doctora en ecología del paisaje e investigadora residente del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), Ángela Hernández Moreno, se ha enfocado en intentar comprender cuál ha sido la dinámica del paisaje forestal austral después de los grandes incendios, evaluando sus efectos sobre los servicios ecosistémicos o beneficios ambientales (por ejemplo, el almacenamiento de carbono, calidad de hábitat para especies de fauna clave, u otros). Tras el análisis de los resultados de esta investigación de más de seis años, una reciente publicación científica da luces de la masiva regeneración forestal que se ha producido en el paisaje de la Patagonia Aysén, quebrando incluso las tendencias nacionales y globales de altas tasas de pérdida forestal y baja de regeneración.
“Dinámicas del paisaje forestal posterior a los incendios intencionales de gran escala en la Patagonia occidental revelan inusuales índices de recuperación del bosque templado”, es el nombre de la publicación liderada por la Dra. Hernández, quien junto a las y los investigadores Dra. Dolores Armenteras de la Universidad Nacional de Colombia, Dr. Daniel Soto de la Universidad de Aysén, Dr. Alejandro Miranda de la Universidad de la Frontera y Dr. Andrés Holz de Portland State University (Estados Unidos), evaluaron las dinámicas en la cobertura del suelo que se han presentado entre 1984 y 2018, pudiendo determinar cómo y cuánto ha cambiado el paisaje, además de estimar su capacidad potencial para el almacenamiento de carbono.
“Seleccionamos como área de estudio la provincia de Coyhaique, la cual posee más de un millón de hectáreas, concentra la mayor población de la región de Aysén y es equivalente al tamaño de regiones de la zona central como el Ñuble. Utilizamos imágenes satelitales para generar mapas de cobertura terrestre en tres fechas (1984, 2000, 2018), para evaluar la dinámica del paisaje después de los incendios. Un mapa de cobertura terrestre caracteriza las diferentes coberturas del paisaje y así podemos determinar cuánta superficie está cubierta por bosques, praderas, matorrales, construcciones u otros componentes. De esta forma se da un valor numérico a cada uno, el cual al compararlos entre los distintos años, nos indica cómo y en qué cantidad se han producido los cambios o dinámicas en este paisaje”, señala la autora principal del artículo científico.
Las y los investigadores encontraron que, a pesar de los incendios pasados, el bosque templado adulto mantiene la cobertura más extensa en el paisaje de la Provincia de Coyhaique, lo cual es importante pues los bosques adultos son los que sobrevivieron a los incendios pasados, siendo parte del legado ecológico y forestal que existía previo a la colonización. Los bosques templados cubren tan solo alrededor del 16%de los bosques del mundo, y de estos una proporción aún más pequeña corresponde a bosque templado adulto, los cuales tienen un papel clave en mantener la biodiversidad (variedad de especies de fauna u flora) y generación de servicios ecosistémicos o beneficios ambientales de alta eficiencia como almacenamiento de carbono, la producción deagua, regulación termal, entre otros.
Pero, a pesar de su importancia ecológica, y de la alta proporción de bosque adulto, el estudio encontró que entre 1984 y 2018 se perdieron más de 32.000 hectáreas en la Provincia, tendencia preocupante dado que esta superficie representa algunos de los últimos remanentes de bosque templado adulto en el hemisferio sur, el cual es prácticamente irrecuperable en el corto y mediano plazo.
“Mantener y preservar la proporción de estos bosques que aún existen puede contribuir a la conservación de los ecosistemas templados, particularmente aquellos bosques adultos que están disminuyendo a altas tasas en muchas regiones del mundo”, alerta la Dra. Ángela Hernández.
Por otra parte, el artículo científico muestra que la superficie de bosque secundario (aquel que es más nuevo) aumentó en más de 69.000 hectáreas en el mismo periodo de estudio, lo cual se debió principalmente a la pérdida de cobertura de praderas agropecuarias, las que disminuyeron en un 41% respecto a la fecha inicial del estudio. Estos resultados muestran una tendencia de regeneración forestal a nivel de paisaje, lo cual es muy escaso y raro de encontrar en los tiempos actuales de cambio global, además, muestra una tendencia opuesta a la que han encontrado hasta ahora los investigadores en la zona central de Chile, dónde, por lo general el bosque no se recupera, sino que cambia derechamente a otros usos del suelo, con frecuencia a agricultura o a plantaciones forestales exóticas.
Como dato importante, el paisaje de la provincia de Coyhaique experimentó un ligero aumento (3,6%) en las reservas potenciales de carbono debido a la alta tasa de regeneración de bosque secundario, aunque esto no indica que se haya recuperado la capacidad de almacenamiento que tenían los bosques adultos que se quemaron en los incendios, pero dan una pista de una esperanzadora recuperación de los servicios ecosistémicos del paisaje, y si bien un bosque adulto otorga un mayor almacenamiento de carbono en relación a un bosque secundario (bosque joven), al tener una mayor superficie puede estar generando un rol de sumidero de carbono que podría estar contribuyendo a la mitigación del cambio climático. Aunque estos resultados son de la provincia de Coyhaique, se considera que representa muy bien la tendencia de toda la macrozona austral, pues recientemente la iniciativa Mapbiomas Chile que mapeo los cambios en el paisaje de todo el territorio nacional, encontró que la macrozona austral es la única región del país que muestra una alta recuperación de bosques desde el año 2000 a la fecha, en línea con los hallazgos del estudio, por lo que habría sustento para afirmar que a pesar de los megaincendios pasados, la Patagonia occidental aún conserva la mayor extensión de bosques templados adultos y secundarios en América Latina.
Para concluir la investigadora destaca “nuestro estudio proporciona la primera evidencia empírica de los cambios en el paisaje de la Patagonia occidental después de más de seis décadas desde los incendios de gran escala, proporcionando información de referencia sobre los cambios de suelo y servicios ecosistémicos del paisaje que podría ayudar a tomar decisiones para la gestión de los recursos forestales y la planificación estratégica del territorio y sus recursos naturales. Además, es posible decir que, en el caso del paisaje, el tiempo si cura, pero parcialmente pues requiere de manejo forestal sustentable y una toma de decisiones para una recuperación más integral de los nuevos bosques”, concluye.