Santiago Naudon: el arquitecto que promueve la bioconstrucción y el diseño de hábitat sostenible
El profesional integra en su propuesta los valores de la bioconstrucción, permacultura, diseño consciente y arquitectura vernacular. Dice que se adapta a la necesidad de espacios de sus clientes, siempre tratando de conservar la naturalidad de los materiales de construcción. Vinculado actualmente a Pangea Fundación, ha participado como coordinador de murales de tierra en distintas localidades de Chile.
A grandes rasgos, Santiago Naudon se recibió de arquitecto en 2008 y luego se volcó a estudiar permacultura. Así llegó a la bioconstrucción, técnica que esencialmente trabaja con la tierra y los materiales que están en el mismo territorio en un formato de arquitectura contemporánea. Luego se saltó al diseño del hábitat sostenible y en esa amalgama de influencias logró consolidar una propuesta novedosa de arquitectura consciente y preocupada por el medio ambiente que ofrece a sus clientes a través de su página web.
Por entonces, también se interesó en el concepto de la arquitectura vernacular, que es básicamente volver a los orígenes de cómo los pueblos originarios resolvían los problemas bioclimáticos. “Es un concepto ancestral que me hizo mucho sentido”, declara Naudon.
Entre 2016 y 2020, Naudon vivió en San Pedro de Atacama, donde pudo poner en práctica todos sus conocimientos adquiridos, a través de construcción de proyectos ecológicos, rescatando técnicas y tecnologías propias de la zona. Ahí se esmeró en trabajar en viviendas sociales, donde construyó casas con pallets. “Me tocaron clientes que más que bioconstrucción, querían sistemas de reciclaje en su casa. Eso nos hizo un clic con lo que asumíamos que era construir con los materiales que la gente tenía allá”, dice Naudon.
“Eso pasa mucho con la permacultura al principio: uno se pone súper evangélico, de querer salvar el planeta, es muy purista, y después se da cuenta que hay varias miradas al respecto. Me esforcé en hacer un diseño a la conciencia del cliente, aterrizarlo, pero también decirles que si quieren huerto, tiene que hacer una pega grande para mantenerlo”, agrega el arquitecto.
“La construcción en tierra tiene miles de años y uno puede encontrar ciudades enteras construidas así, cada una con sus propias recetas, como las tablas de multiplicar de los niños. El pueblo mapuche ligaba a la construcción de su ruca con su cosmovisión” indicó Santiago Naudon, arquitecto.
En esa estadía en el norte del país, Naudon creó la oficina de arquitectura Enbuenahora Arquitectos, para dar curso a sus ideas, y antes había fundado con una amiga el equipo Arquitectura Consciente. Paralelamente trabajó en Pangea Fundación, donde promovió la valorización del patrimonio, el hábitat y la manifestación vernácula de las culturas constructivas a través de la investigación, educación e innovación para el desarrollo sostenible de las comunidades.
En su colaboración con Pangea Fundación trabajó en proyectos de murales de tierra, a fin de preservar el patrimonio intangible por medio de un diseño participativo, instaurando la técnica del revoque fino en su ejecución. Ejemplos de esta labor son el mural “Tierras de Atacama” en San Pedro de Atacama; “Marchigüe en tierra”, mural sobre la base de pinturas y revoques en tierra; mural participativo en la población Hermanos Carrera de Vallenar; mural “Volver a la tierra” en la localidad de Canela (Región de Coquimbo); y el mural “Somos tierra” en Calama.
Antes de volver a Viña del Mar, Naudon vivió en Talca, Cabrero, Santa Cruz y otras localidades donde logró robustecer su metodología. “Ahí terminé por agarrar el mix de herramientas que yo tenía”, dice él. La importancia de los proyectos que él actualmente diseña pasa necesariamente por la necesidad del cliente. “Tratamos de aplicar el concepto del sistema. En este caso, tratamos de integrar los espacios. Si por ejemplo el cliente quiere tener criaderos de gallinas para que produzcan huevos “felices”, hay que retornar esos desechos al sistema. Si el olor no lo queremos cerca de la casa, tenemos que hacer un cortaviento o un biombo en la casa para aislarlo de tus zonas más productivas. Es un plan maestro gigante”, añade Naudon.
“Uno se pone súper evangélico con el tema de la permacultura, de querer salvar el planeta, es muy purista, y después se da cuenta que hay varias miradas al respecto”, expresó Naudon.
En otras palabras, Naudon, a través de la implementación de sus conceptos, busca un “co-diseño” que intenta interpretar los anhelos del cliente. “La idea es que la gente empiece a visualizar sus espacios cotidianos a la hora de solicitar arquitectura”, apunta Naudon.
A juicio de Naudon, es injusta la supuesta mala fama que tiene la construcción en tierra, ya que ésta tiene “miles de años y uno puede encontrar ciudades enteras construidas en tierra, cada una con sus propias recetas, como las tablas de multiplicar de los niños. El pueblo mapuche ligaba a la construcción de su ruca con su cosmovisión. Hay un montón de recetas técnicas en la bioconstrucción. Hay una geometría que uno no se puede saltar”.
Finalmente, “las mezclas le han dado mala fama a la tierra y la no mantención de las obras. Con las reglas del juego claras, no debería tener ningún problema. Hay nuevos sistemas constructivos, a través de pilares y vigas de hormigón, entonces la tierra sigue siendo un material muy útil”.
En definitiva, cuando se construye, dice Naudon, “se asume el diseño bioclimático pensando en el clima y en las energías que actúan: la pasiva, por ejemplo, si un cliente quiere ocupar la electricidad para calefaccionar la casa, aprovechar el sol y ser amigable con el medioambiente; la activa, que adopta acciones para propender al concepto ‘casa sana’: que los cables no pasen por arriba en una pieza, que tengan techos altos, que no haya químicos que podamos absorber. La tierra es lo más sano que hay. Provoca que la casa respire”.
A grandes rasgos, Santiago Naudon se recibió de arquitecto en 2008 y luego se volcó a estudiar permacultura. Así llegó a la bioconstrucción, técnica que esencialmente trabaja con la tierra y los materiales que están en el mismo territorio en un formato de arquitectura contemporánea. Luego se saltó al diseño del hábitat sostenible y en esa amalgama de influencias logró consolidar una propuesta novedosa de arquitectura consciente y preocupada por el medio ambiente que ofrece a sus clientes a través de su página web.
Por entonces, también se interesó en el concepto de la arquitectura vernacular, que es básicamente volver a los orígenes de cómo los pueblos originarios resolvían los problemas bioclimáticos. “Es un concepto ancestral que me hizo mucho sentido”, declara Naudon.
Entre 2016 y 2020, Naudon vivió en San Pedro de Atacama, donde pudo poner en práctica todos sus conocimientos adquiridos, a través de construcción de proyectos ecológicos, rescatando técnicas y tecnologías propias de la zona. Ahí se esmeró en trabajar en viviendas sociales, donde construyó casas con pallets. “Me tocaron clientes que más que bioconstrucción, querían sistemas de reciclaje en su casa. Eso nos hizo un clic con lo que asumíamos que era construir con los materiales que la gente tenía allá”, dice Naudon.
“Eso pasa mucho con la permacultura al principio: uno se pone súper evangélico, de querer salvar el planeta, es muy purista, y después se da cuenta que hay varias miradas al respecto. Me esforcé en hacer un diseño a la conciencia del cliente, aterrizarlo, pero también decirles que si quieren huerto, tiene que hacer una pega grande para mantenerlo”, agrega el arquitecto.
“La construcción en tierra tiene miles de años y uno puede encontrar ciudades enteras construidas así, cada una con sus propias recetas, como las tablas de multiplicar de los niños. El pueblo mapuche ligaba a la construcción de su ruca con su cosmovisión” indicó Santiago Naudon, arquitecto.
En esa estadía en el norte del país, Naudon creó la oficina de arquitectura Enbuenahora Arquitectos, para dar curso a sus ideas, y antes había fundado con una amiga el equipo Arquitectura Consciente. Paralelamente trabajó en Pangea Fundación, donde promovió la valorización del patrimonio, el hábitat y la manifestación vernácula de las culturas constructivas a través de la investigación, educación e innovación para el desarrollo sostenible de las comunidades.
En su colaboración con Pangea Fundación trabajó en proyectos de murales de tierra, a fin de preservar el patrimonio intangible por medio de un diseño participativo, instaurando la técnica del revoque fino en su ejecución. Ejemplos de esta labor son el mural “Tierras de Atacama” en San Pedro de Atacama; “Marchigüe en tierra”, mural sobre la base de pinturas y revoques en tierra; mural participativo en la población Hermanos Carrera de Vallenar; mural “Volver a la tierra” en la localidad de Canela (Región de Coquimbo); y el mural “Somos tierra” en Calama.
Antes de volver a Viña del Mar, Naudon vivió en Talca, Cabrero, Santa Cruz y otras localidades donde logró robustecer su metodología. “Ahí terminé por agarrar el mix de herramientas que yo tenía”, dice él. La importancia de los proyectos que él actualmente diseña pasa necesariamente por la necesidad del cliente. “Tratamos de aplicar el concepto del sistema. En este caso, tratamos de integrar los espacios. Si por ejemplo el cliente quiere tener criaderos de gallinas para que produzcan huevos “felices”, hay que retornar esos desechos al sistema. Si el olor no lo queremos cerca de la casa, tenemos que hacer un cortaviento o un biombo en la casa para aislarlo de tus zonas más productivas. Es un plan maestro gigante”, añade Naudon.
“Uno se pone súper evangélico con el tema de la permacultura, de querer salvar el planeta, es muy purista, y después se da cuenta que hay varias miradas al respecto”, expresó Naudon.
En otras palabras, Naudon, a través de la implementación de sus conceptos, busca un “co-diseño” que intenta interpretar los anhelos del cliente. “La idea es que la gente empiece a visualizar sus espacios cotidianos a la hora de solicitar arquitectura”, apunta Naudon.
A juicio de Naudon, es injusta la supuesta mala fama que tiene la construcción en tierra, ya que ésta tiene “miles de años y uno puede encontrar ciudades enteras construidas en tierra, cada una con sus propias recetas, como las tablas de multiplicar de los niños. El pueblo mapuche ligaba a la construcción de su ruca con su cosmovisión. Hay un montón de recetas técnicas en la bioconstrucción. Hay una geometría que uno no se puede saltar”.
Finalmente, “las mezclas le han dado mala fama a la tierra y la no mantención de las obras. Con las reglas del juego claras, no debería tener ningún problema. Hay nuevos sistemas constructivos, a través de pilares y vigas de hormigón, entonces la tierra sigue siendo un material muy útil”.
En definitiva, cuando se construye, dice Naudon, “se asume el diseño bioclimático pensando en el clima y en las energías que actúan: la pasiva, por ejemplo, si un cliente quiere ocupar la electricidad para calefaccionar la casa, aprovechar el sol y ser amigable con el medioambiente; la activa, que adopta acciones para propender al concepto ‘casa sana’: que los cables no pasen por arriba en una pieza, que tengan techos altos, que no haya químicos que podamos absorber. La tierra es lo más sano que hay. Provoca que la casa respire”.