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Vehículos motorizados en playas y dunas: la punta del iceberg de un problema más profundo

Sobre el atropello de aves ocurrido en la playa de Ritoque hace unas semanas, Sammia Amar, vocera de la Fundación Ritoque, indicó que este tipo de hechos se relaciona con la falta de conciencia ecológica y la desconexión entre las personas y la naturaleza.

Hace unas semanas, un video se viralizó en las redes sociales mostrando un incidente en la playa de Ritoque, Región de Valparaíso, que dejó indignada a la comunidad y a los defensores del medio ambiente. El registro audiovisual mostraba a una camioneta roja circulaba a gran velocidad por la arena, atropellando a playeros blancos y destruyendo sus nidos.

Este hecho desató la preocupación no solo por el daño inmediato, sino también por lo que representa: un ejemplo más del constante peligro que enfrentan las especies costeras debido al uso irresponsable de vehículos motorizados en estos lugares.

En entrevista con Codexverde, Sammia Amar, vocera de la Fundación Ritoque, comentó que “fue realmente lamentable todo lo que pasó ese día, las personas que grabaron los videos y sacaron las fotos también quedaron muy impactadas con el nivel de violencia en que ocurrió todo esto. Pero siempre tendemos a poner el foco afuera, no adentro. Entonces este personaje es solo un síntoma de esta sociedad”.

Según Sammia, lo ocurrido fue solo la punta del iceberg de un problema más profundo, relacionado con la falta de conciencia ecológica y la desconexión que existe entre las personas y la naturaleza. Aunque el acusado fue puesto bajo arresto domiciliario, Amar enfatiza que lo más importante es reflexionar sobre qué estamos haciendo nosotros para evitar estos daños y promover una verdadera empatía hacia el medio ambiente.

“Más allá de juzgar a la persona que cometió este acto, deberíamos preguntarnos qué hacemos cada uno de nosotros para no contribuir al daño de la naturaleza y la biodiversidad”, señaló.

Además, la activista resaltó la importancia de la educación ambiental desde una edad temprana y la necesidad de generar una conexión real con el entorno a través de actividades como las limpiezas de playa, que, a su juicio, no solo ayudan a remover basura, sino que crean una conciencia más profunda sobre la preservación del ecosistema.

Otros peligros
Cuando se le preguntó sobre el impacto de estos incidentes en la fauna, Amar fue clara: miles de aves mueren cada año en las costas chilenas por atropellos, aunque muchas de estos decesos no se reportan. Pero los vehículos no son el único peligro; el hilo de pesca abandonado también representa una grave amenaza para especies como los pilpines, cuyas patas quedan atrapadas en estos residuos, llevándolos a una muerte lenta.

El daño va más allá de las aves: los vehículos también contribuyen a la erosión de las playas y afectan a otros organismos, como cangrejos y pequeños invertebrados, invisibles a simple vista, pero esenciales para el ecosistema.

Haciendo un llamado a cuidar estos ecosistemas, Sammia expresó que “la playa no es de todos, la playa es de sí misma. La playa es un ser vivo, no es mía, no es tuya. No tenemos ningún poder sobre este ser vivo”.

Ley de Costas
En cuanto a las leyes, Amar explicó que si bien ya existe una normativa que prohíbe el ingreso de vehículos motorizados a las playas, lo que realmente se necesita es una Ley de Costas que proteja las zonas costeras de manera integral.

“Chile es un país de costas, pero existe muy poca información y conciencia sobre su valor. Necesitamos una ley que proteja estos espacios, no solo por su biodiversidad, sino también por su impacto en la salud mental y emocional de las personas”, afirmó.

Acerca de Ritoque, Sammia comentó que esta localidad “representa uno de los pulmones verdes que va quedando en la comuna de Quintero, que ha sido una zona de sacrificio durante más de 50 años (por el complejo industrial que hay en la zona). Hay restos arqueológicos, restos de culturas ancestrales, especies en peligro de extinción. Así que es clave generar pronto una Ley de Costas, no solo acá, sino para todas las costas de Chile”.

Este incidente en Ritoque nos recuerda la importancia de proteger nuestras playas y su biodiversidad. Con el apoyo de organizaciones, la legislación adecuada y un cambio en nuestra mentalidad, es posible preservar estos valiosos ecosistemas para las generaciones futuras.

“La naturaleza no nos necesita a nosotros. Si toda la raza se extingue, la naturaleza sigue viviendo, sigue su curso. Somos nosotros quienes necesitamos de ella. Nos auto denominamos como la especie más inteligente, pero somos los únicos que destruimos para construir, destruimos la naturaleza para construir un edificio. Ningún animal destruye para construir su hogar, con lo que tiene, construye en armonía y en equilibrio”, concluyó Amar.