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Los densos bosques submarinos de la Patagonia cumplen un rol clave para la biodiversidad

Un protagonista es el huiro Macrocystis pyrifera, un alga parda que puede medir más de 50 metros de largo, y alberga uno de los ecosistemas más ricos y productivos del planeta.

Los bosques submarinos de la Patagonia son el hábitat y refugio de una serie de especies de flora y fauna, así como de variadas comunidades microbianas, que dan forma a uno de los ecosistemas más ricos y productivos del planeta.

Un protagonista de este entorno lo constituye la presencia del huiro Macrocystis pyrifera, una macroalga parda que puede llegar a medir hasta 70 metros de largo y que es conocida como huiro flotador, huiro canutillo o sargazo.

Entre sus “ramas” habitan alrededor de 42 especies de crustáceos, casi una treintena de peces, además de mamíferos marinos, como lobos de mar y chungungos, e invertebrados que encuentran allí refugio, comida y un lugar de reproducción.

Precisamente, aspectos relacionados a la biología, evolución y ecología de estos bosques submarinos son los que recoge una publicación que acaba de ser lanzada por el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal), con apoyo de Anid.

“El texto reúne más de una década de trabajos y estudios en la zona, lo que ha dado mucha literatura científica pura; pero queríamos ofrecer una compilación disponible para todo público”, dice Iván Gómez, académico de la U. Austral y director del centro Ideal, quien lideró la publicación. “Para mí representa una ventana hacia un patrimonio natural del que se sabe poco”.

“Bosques submarinos de la Patagonia” —disponible de forma gratuita en https://n9.cl/84gd0—, fue elaborado por una docena de científicos nacionales e incluye fotografías y esquemas, que ayudan a apreciar y comprender mejor estos bosques. Por ejemplo, son capaces de atenuar la fuerza de las corrientes marinas y cambiar el microclima de su entorno, favoreciendo un ambiente estable y tranquilo para las especies que allí habitan.

“Este libro es una invitación a explorar el mundo marino de nuestra Patagonia con la misma fascinación que lo hacemos nosotros”, enfatiza Gómez.

Como la Amazonia
“Hay muchos tipos de huiro, pero el M. pyrifera es el que tiene la mayor predominancia en el planeta. Dada su biomasa, particularmente en la Patagonia se ven los bosques más densos a nivel global”, precisa Erasmo Macaya, académico del Departamento de Oceanografía de la U. de Concepción, director del Laboratorio de Estudios Algales (AlgaLab) y uno de los autores del libro.

Estas algas se concentran, por el Pacífico, “desde Alaska hasta Baja California, y desde Perú hasta el Cabo de Hornos y el Atlántico argentino. También se encuentra en Australia y Nueva Zelandia, principalmente”, explica Gómez.

Junto con ser el hogar de una serie de especies, agrega el experto, en la Patagonia también se ha visto que cumple un rol relevante en la captación de CO2, similar a como lo hacen bosques terrestres como en la Amazonia. “Por su actividad fisiológica, hacen fotosíntesis, como toda planta. Toman CO2 del aire y lo van acumulando, lo que puede ayudar a mitigar el impacto del cambio climático”.

De hecho, como son muy sensibles a las perturbaciones ambientales, son un buen indicador de los efectos del cambio climático, precisa Macaya. “En Australia, estos bosques se han visto afectados debido al aumento de la temperatura del mar. En Tasmania, el 90% ha desaparecido, lo que ha llevado a tomar estrategias de protección”.

Por fortuna, agrega, en el país este fenómeno no ha afectado con tanta intensidad. Eso sí, en años con presencia de El Niño, que eleva la temperatura del agua, los bosques de algas se han resentido.

Un problema que sí preocupa es la sobreexplotación de este recurso, sobre todo en el centro y norte del país, comenta Gómez. “Se utiliza como fertilizante natural y como alimento para organismos herbívoros en la industria acuícola (de erizos y abalones, por ejemplo); además, sus compuestos, como polisacáridos, son utilizados en la industria farmacéutica y alimentaria”.

Como una forma de proteger estos bosques submarinos, en la actualidad la extracción del huiro en la Región de Magallanes está prohibida por dos años, gracias a un decreto del Ministerio de Economía. Según los autores, esta normativa constituye un hito en los esfuerzos de protección de esta especie, ya que fue el resultado de la exigencia de los mismos pescadores. “Lo ideal es que esta veda se pueda renovar y generar áreas protegidas”, puntualiza Macaya.

De lo contrario, si estos bosques desaparecen, las especies que viven bajo su alero también lo harán o se verán obligadas a migrar en busca de otro hogar.