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Buenas noticias para Coquimbo: embalses de la región promedian un 32,7% de agua acumulada

A pocas semanas que finalice la estación más fría del año, los tranques de la zona lograron un importante respiro gracias a las copiosas lluvias de este 2024, lo que, sumado a la acumulación de nieve en la cordillera, otorgará seguridad hídrica para el consumo humano y la producción agrícola.

El próximo domingo 22 de septiembre, terminará la temporada de invierno para dar inicio a la primavera y a un tiempo más cálido en la Región de Coquimbo. Pero estos meses fríos serán recordados de manera positiva por las intensas lluvias que se registraron, con al menos dos eventos importantes, que vinieron a ser un respiro en medio de la crisis hídrica que ya se extiende por más de una década, y que ya presenta una condición estructural.

En este contexto, de acuerdo a información proporcionada por la Dirección General de Aguas (DGA) del Ministerio de Obras Públicas, los embalses de la región fluctúan entre un 8 y un 85% de agua acumulada, promediando un 32,7%. En detalle, el embalse La Laguna se encuentra a un 15% de su capacidad, mientras que el Puclaro está a un 14%, ambos en la provincia del Elqui. En el Limarí, el embalse Recoleta está a un 16%, La Paloma a un 8% y el Cogotí a un 21%. Respecto a los embalses de la provincia del Choapa, Culimo presenta un 49% de agua acumulada, El Bato un 54% y Corrales un 85%.

No obstante, según desprende del boletín climático del CEAZA, el estado actual del sistema hidrológico de la Región de Coquimbo se encuentra en una situación “muy delicada” debido a las precipitaciones bajo lo normal que se han registrado, en promedio, en los últimos 5 años, lo que ha generado bajos caudales por cuarto año consecutivo. Así, en el mes de junio, los caudales fueron alcanzaron un 39% en Elqui, 55% en Limarí y 68% en Choapa, situación que ha conllevado a una constante disminución en los niveles de agua embalsados durante los últimos años en la región.

Con respecto a las precipitaciones, prácticamente no hubo eventos de importancia durante julio, aunque los valores actuales de agua caída acumulada ya ubican a este año en torno a valores normales de precipitación, situación similar que se aprecia respecto a la cobertura de nieve. Además, los modelos indican que la precipitación registrada en la Región de Coquimbo durante el trimestre agosto-octubre de 2024, se ubicaría igual o por debajo del rango normal para la época del año.

“Esto sugiere que los eventos que podrían ocurrir en la región no aportarían mayor precipitación a la ya caída durante los meses anteriores, dado que la temporada lluviosa está finalizando. Lo anterior, sumado a los actuales niveles de caudal, sugiere que el sistema hidrológico continuaría mostrando un comportamiento bajo lo normal en las tres provincias de la región, situación que persistiría al menos hasta primavera de 2024, aunque con caudales esperados hacia verano mayores que los del año pasado”, se señala en el informe.

Balance de la temporada
En conversación con Pablo Álvarez, director del consorcio Centro Tecnológico del Agua “Quitai-Anko” y académico de la Universidad de La Serena, sostuvo que “si comparáramos nuestra condición con la histórica, con un valor promedio, en términos generales respecto a las precipitaciones, han estado en torno a lo normal y en algunos casos por sobre lo normal”. Sin embargo, puntualizó, “estas precipitaciones no se han manifestado en el escurrimiento en los ríos porque una parte importante quedó retenida en las cuencas y otro poco se va a evaporar hacia la atmósfera. Entonces la productividad del agua que cayó en términos de precipitaciones no va a ser lo alta que uno hubiese querido, pero en el fondo, de alguna manera, se paga lo que debíamos de temporadas anteriores a nivel de las cuencas inferiores”, explicó.

Respecto a la situación de los embalses, el experto sostuvo que “éstos están, de todas maneras, bien lejos en términos generales de completar su capacidad, pues hay que recordar que en la región hay cerca de 1.300 millones de metros cúbicos de capacidad de almacenamiento y de esos, hay alrededor de unos 200 millones en términos generales. Entonces estamos en torno a un 18% del total de la capacidad de almacenamiento. Estamos muy lejos de estar con una capacidad desbordante”, subrayó.

Según Álvarez, la necesidad de cuidar el agua debe seguir siendo primordial “porque si bien tenemos un respiro, el agua está almacenada en este momento fundamentalmente como nieve, y en particular en la cuenca del Choapa, después en Limarí y luego en Elqui, en ese orden de almacenamiento”, acotó.

En relación a la seguridad hídrica para esta temporada el académico de la ULS explicó que, “por lo menos para las áreas concesionadas y las zonas de riego más cercanas a los ríos, por supuesto que está asegurada, pero, con atención en la agricultura como actividad económica, porque igual está con un freno de mano, ya que no se puede desarrollar a todas las capacidades con la excepción de que probablemente en el Choapa va a haber una disponibilidad un poco mayor (de agua)”. Eso sí, puntualizó, Choapa tiene una capacidad de almacenamiento “más completa que la que tenemos en el resto de las cuencas. El embalse Corrales, por ejemplo, que está en la cuenca del Choapa, tiene en este momento alrededor de 44 millones de 50, pero es un embalse chico”, puntualizó.

¿Cómo se viene el resto de la temporada?
Respecto a lo que se viene para el término de la temporada de invierno, Pablo Álvarez explicó que “es muy poco probable que haya precipitaciones significativas. Siempre puede haber en este tiempo frentes fríos de altura o este tipo de eventos. Son normales o nos hemos ido acostumbrando que aparezcan en la primavera o en los otoños, en los cambios de estación”. Pero en general, afirmó, “son de muy difícil predicción y aportan en general relativamente poco, sobre todo, en esta época de la primavera y verano. Por lo que podría decir que el invierno se terminó y no es tiempo para especular”, complementó.

En esa línea, de acuerdo al boletín climático del CEAZA, para el mismo trimestre, los modelos globales pronostican que las temperaturas promedio debieran estar sobre el rango normal en sectores interiores de la región, e igual o por debajo del rango normal a lo largo de la costa, como consecuencia de la muy probable llegada de la fase La Niña en primavera. En efecto, la ocurrencia de La Niña ha estado históricamente relacionada con precipitaciones por debajo o dentro de rango normal en la región, lo que es consistente con el pronóstico de precipitación de los modelos globales.

Además, la próxima llegada de este fenómeno se condice con los patrones actuales de anomalías de Temperatura Superficial del Mar (TSM) en el Pacífico suroriental, que muestra un enfriamiento en la zona ecuatorial oriental y central del océano Pacífico, así como a lo largo de la costa de Chile. Tal enfriamiento se tradujo en una TSM promedio por debajo de 13°C desde la Región de Coquimbo hacia el sur.