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Chile se convierte en uno de los países del mundo con más porcentaje de energía solar en su matriz energética

Al 2023, 19,9% de la energía generada en Chile fue solar. Solo países como Grecia, Hungría y Países Bajos se acercan a la marca de Chile. La esperanza es que este avance ayude a acelerar el cierre de termoeléctricas a carbón, para descontaminar las comunas conocidas como zonas de sacrificio.

Ningún otro país del mundo ha incorporado la energía solar en su matriz energética como Chile. Así lo demuestra un reciente informe del think tank climático Ember Climate, que posiciona al país como primero en el mundo con mayor porcentaje de energía solar en su producción energética total.

Según los datos del informe, al 2023 el 19,9% de la energía que se consume en Chile es generada a través de paneles solares. El siguiente país con más porcentaje solar en su matriz es Grecia, con un punto porcentual menos que Chile. Luego los siguen países como Grecia, Hungría, Países Bajos, Australia, España y Alemania.

Chile tiene una condición única para este tipo de energía ya que su territorio alberga el desierto más árido del mundo. En el planeta no hay ningún lugar donde la radiación solar sea más intensa que en el desierto de Atacama.

A escala global, el informe destaca que a 2023 el 30% de la energía producida en el mundo fue renovable y la energía solar es la que más ha crecido. Según los datos, la instalación de energías limpias ha logrado reducir en dos tercios el crecimiento de la industria de combustibles fósiles durante los últimos 10 años.

Dilemas de la transición energética
La fuerte entrada de la energía solar en Chile permite acelerar el cierre de centrales termoeléctricas, necesario para aquellas comunas conocidas como “zonas de sacrificio ambiental” donde la ciudadanía presenta graves problemas de salud por la exposición a contaminantes de esta actividad.

Pero la forma en que se ha instalado esta energía, en grandes parques solares concentrados en ciertos territorios como el desierto o zonas rurales de Chile central, ha despertado conflictos socioambientales con diversas comunidades.
Uno de los más latentes es la ocupación creciente de suelos cultivables en regiones como El Maule y Ñuble, para instalar paneles solares. Otra arista que ha generado graves conflictos es la necesidad de construir mega carreteras eléctricas para llevar la energía solar generada de forma concentrada en el norte del país, hacia los centros de consumo cerca de Santiago.

Tala de bosque nativo, impacto en humedales y turberas, fragmentación de hábitat de especies vulnerables y cercanía a centros poblados con contaminación acústica son algunos de los impactos que se han denunciado sobre este tipo de infraestructura, y al menos tres grandes proyectos de transmisión eléctrica están frenados en el país por este tipo de conflicto.

Como propuesta alternativa a este tipo de desarrollo, se llama a priorizar proyectos solares a pequeña escala y de generación local, donde la energía producida sea consumida en el mismo lugar, evitando así la necesidad de infraestructura de transmisión y descentralizando el impacto territorial de los paneles.