Científicos denuncian crisis ecológica en Chiloé: “Están sacrificando el agua por líneas de transmisión eléctrica y complejos eólicos”
La instalación de nuevas líneas eléctricas de alto voltaje, subestaciones de transmisión y parques eólicos en la Isla de Chiloé cobra un profundo costo ambiental y ecológico.
La Dra Jenny M Schmid-Araya (Bournemouth University, UK) y el Dr Peter E. Schmid (Universität Wien, Austria), habitantes de Chiloé, han compartido un artículo (La crisis ecológica de Chiloé: Sacrificando el agua por líneas de transmisión eléctrica y complejos eólicos), donde señalan que es innegable que se requiere un cambio imperativo de las fuentes de energía que usan combustibles fósiles a fuentes alternativas para combatir el calentamiento global y los eventos meteorológicos extremos.
Sin embargo, advierten: “No obstante, la estrategia gubernamental chilena ha priorizado y sigue priorizando el rápido aumento de las instalaciones privadas de energía «renovable» a expensas de los últimos remanentes de bosques templados lluviosos, y otros ecosistemas como las turberas, trasgrediendo flagrantemente las convenciones ambientales de las que Chile es signatario”.
«Los orígenes fundamentales de estas crisis ecológicas y climáticas entrelazadas se encuentran en marcos económicos, políticos, sociales, legales y culturales que priorizan las prácticas extractivas, las ganancias y la expansión económica implacable sobre el bienestar y los derechos humanos, la preservación ambiental y el bienestar comunitario», señalan los autores.
«Es asombroso que el uno por ciento más rico de la población mundial emita una cantidad equivalente de gases de efecto invernadero que el 66 por ciento menos rico», indican.
La instalación de nuevas líneas eléctricas de alto voltaje, subestaciones de transmisión y parques eólicos en la Isla de Chiloé cobra un profundo costo ambiental y ecológico. «Estos ‘proyectos’ destruyen sistemáticamente no solo cientos de hectáreas de bosques nativos sino también de humedales con un impacto negativo en arroyos, ríos, esteros que albergan una biodiversidad invaluable e irremplazable y que, al mismo tiempo, tienen un efecto en el recurso hídrico para comunidades rurales”, sostienen los investigadores.
Después de la polémica aprobación de la línea de transmisión de Transelec, recientemente se ha presentado al servicio de evaluación ambiental (SEA) regional de Los Lagos, otro «proyecto» ambientalmente devastador para la Isla de Chiloé, esta vez en la versión de una línea de transmisión de energía eléctrica de 2 x 220 kV entre las comunas Castro [Gamboa] y Chonchi por la empresa Sociedad Austral de Transmisión Troncal S.A. localmente conocida como SAESA.
«Interesante es que este ‘proyecto’ se presentó como una simple declaración de impacto ambiental [DIA], a pesar de los obvios efectos significativos que ocasionará en el territorio», indican los autores. «La evidencia es simple: en las 10 comunas de Chiloé ha habido 1.453 ‘proyectos’ aprobados desde 1997, de los cuales solo 3 de ellos han sido estudios de impacto ambiental (EIA), o sea un porcentaje bajísimo y miserable de 0.2%».
El «proyecto» de la línea de transmisión de energía eléctrica de Saesa contempla 24,4 kilómetros con 92 torres, lo que entrega una distancia de 260 metros entre estas en promedio, más denso que la línea de Transelec. «Sería importante saber por qué parte del trazado atraviesa un bosque nativo antiguo donde existen múltiples cauces de agua», cuestionan los autores.
Algunos de los elementos destacados en el artículo que ponen la alerta son:
La pérdida de bosques nativos y humedales, críticos para la absorción del CO2 y el secuestro de carbono, agrava las nefastas consecuencias de décadas de deforestación incontrolada de estos bosques templados lluviosos en la región de Los Lagos y más al sur. «La construcción de líneas de transmisión no solo ‘limpia’ grandes áreas de ecosistemas de bosque nativo, insustituibles y naturalmente complejos, sino que también altera la hidrología natural crucial a gran escala», apuntan.
«La capacidad para guardar hasta el 40% de la lluvia, su compleja cubierta vegetal y sus intrincados sistemas de raíces desempeñan un papel fundamental a la hora de regular el flujo de agua para la población humana», añaden. «La superficie de suelos degradados en lugares deforestados con torres de alta tensión y otras infraestructuras aumenta las temperaturas en comparación con el dosel del bosque nativo».
«En las zonas más bajas del trazado de la línea de Saesa, existen múltiples zonas de humedales en la forma de turberas naturales», mencionan los autores. «El efecto significativo en los sitios espirituales de los pueblos originarios se excluye completamente».
«La incapacidad para conectar los aspectos estudiados de manera significativa subraya la insuficiencia y negligencia inherentes al enfoque actual de la evaluación ambiental», concluyen los autores. «Estas deficiencias se pasan por alto en favor de promover los intereses económicos de los proponentes de un ‘proyecto'».
La Dra Jenny M Schmid-Araya (Bournemouth University, UK) y el Dr Peter E. Schmid (Universität Wien, Austria), habitantes de Chiloé, han compartido un artículo (La crisis ecológica de Chiloé: Sacrificando el agua por líneas de transmisión eléctrica y complejos eólicos), donde señalan que es innegable que se requiere un cambio imperativo de las fuentes de energía que usan combustibles fósiles a fuentes alternativas para combatir el calentamiento global y los eventos meteorológicos extremos.
Sin embargo, advierten: “No obstante, la estrategia gubernamental chilena ha priorizado y sigue priorizando el rápido aumento de las instalaciones privadas de energía «renovable» a expensas de los últimos remanentes de bosques templados lluviosos, y otros ecosistemas como las turberas, trasgrediendo flagrantemente las convenciones ambientales de las que Chile es signatario”.
«Los orígenes fundamentales de estas crisis ecológicas y climáticas entrelazadas se encuentran en marcos económicos, políticos, sociales, legales y culturales que priorizan las prácticas extractivas, las ganancias y la expansión económica implacable sobre el bienestar y los derechos humanos, la preservación ambiental y el bienestar comunitario», señalan los autores.
«Es asombroso que el uno por ciento más rico de la población mundial emita una cantidad equivalente de gases de efecto invernadero que el 66 por ciento menos rico», indican.
La instalación de nuevas líneas eléctricas de alto voltaje, subestaciones de transmisión y parques eólicos en la Isla de Chiloé cobra un profundo costo ambiental y ecológico. «Estos ‘proyectos’ destruyen sistemáticamente no solo cientos de hectáreas de bosques nativos sino también de humedales con un impacto negativo en arroyos, ríos, esteros que albergan una biodiversidad invaluable e irremplazable y que, al mismo tiempo, tienen un efecto en el recurso hídrico para comunidades rurales”, sostienen los investigadores.
Después de la polémica aprobación de la línea de transmisión de Transelec, recientemente se ha presentado al servicio de evaluación ambiental (SEA) regional de Los Lagos, otro «proyecto» ambientalmente devastador para la Isla de Chiloé, esta vez en la versión de una línea de transmisión de energía eléctrica de 2 x 220 kV entre las comunas Castro [Gamboa] y Chonchi por la empresa Sociedad Austral de Transmisión Troncal S.A. localmente conocida como SAESA.
«Interesante es que este ‘proyecto’ se presentó como una simple declaración de impacto ambiental [DIA], a pesar de los obvios efectos significativos que ocasionará en el territorio», indican los autores. «La evidencia es simple: en las 10 comunas de Chiloé ha habido 1.453 ‘proyectos’ aprobados desde 1997, de los cuales solo 3 de ellos han sido estudios de impacto ambiental (EIA), o sea un porcentaje bajísimo y miserable de 0.2%».
El «proyecto» de la línea de transmisión de energía eléctrica de Saesa contempla 24,4 kilómetros con 92 torres, lo que entrega una distancia de 260 metros entre estas en promedio, más denso que la línea de Transelec. «Sería importante saber por qué parte del trazado atraviesa un bosque nativo antiguo donde existen múltiples cauces de agua», cuestionan los autores.
Algunos de los elementos destacados en el artículo que ponen la alerta son:
La pérdida de bosques nativos y humedales, críticos para la absorción del CO2 y el secuestro de carbono, agrava las nefastas consecuencias de décadas de deforestación incontrolada de estos bosques templados lluviosos en la región de Los Lagos y más al sur. «La construcción de líneas de transmisión no solo ‘limpia’ grandes áreas de ecosistemas de bosque nativo, insustituibles y naturalmente complejos, sino que también altera la hidrología natural crucial a gran escala», apuntan.
«La capacidad para guardar hasta el 40% de la lluvia, su compleja cubierta vegetal y sus intrincados sistemas de raíces desempeñan un papel fundamental a la hora de regular el flujo de agua para la población humana», añaden. «La superficie de suelos degradados en lugares deforestados con torres de alta tensión y otras infraestructuras aumenta las temperaturas en comparación con el dosel del bosque nativo».
«En las zonas más bajas del trazado de la línea de Saesa, existen múltiples zonas de humedales en la forma de turberas naturales», mencionan los autores. «El efecto significativo en los sitios espirituales de los pueblos originarios se excluye completamente».
«La incapacidad para conectar los aspectos estudiados de manera significativa subraya la insuficiencia y negligencia inherentes al enfoque actual de la evaluación ambiental», concluyen los autores. «Estas deficiencias se pasan por alto en favor de promover los intereses económicos de los proponentes de un ‘proyecto'».