Suelos en riesgo: el desafío de la contaminación en Chile
Actualmente, nuestro país cuenta con más de 9 mil sitios identificados como potencialmente contaminados, y las regiones de Atacama, Coquimbo y Valparaíso son las más afectadas.
Chile enfrenta un desafío ambiental significativo: la contaminación de suelos. Según el Ministerio del Medio Ambiente, a nivel nacional existen 9.271 sitios con potencial presencia de contaminantes (SPPC), de los cuales un 40% se atribuye a la actividad minera.
Las regiones más afectadas por la minería son Atacama, Coquimbo y Valparaíso. En la zona centro, la disposición inadecuada de residuos es la principal causa de contaminación, mientras que en el sur predominan los problemas relacionados con el sector industrial manufacturero y la disposición inadecuada de residuos.
La remediación de suelos contaminados es, por tanto, un desafío que requiere la acción conjunta de todos los sectores.
Técnicas de saneamiento y recuperación
Para recuperar la calidad de un suelo contaminado, es fundamental determinar primero la peligrosidad y los principales contaminantes presentes en los residuos mediante un muestreo en terreno. Esto permite aplicar el tratamiento más adecuado y cumplir con lo establecido en el DS 148 para residuos peligrosos.
Denisse Triviños, subgerente de Ventas Industriales de Hidronor, una de las compañías especialistas en remediación de terrenos, explica que “el proceso consiste en la remoción de contaminantes del medio ambiente, los que son trasladados para su posterior tratamiento y disposición final de manera segura”.
Además, se realiza un análisis y caracterización de los residuos a cargo de un laboratorio acreditado bajo la norma ISO 17025 para análisis orgánicos e inorgánicos. Esto incluye la elaboración de planes de muestreo, la caracterización físico-química para determinar las concentraciones de los contaminantes, y controles analíticos que garantizan la descontaminación del terreno. El proceso también abarca la remediación del suelo, dejándolo en condiciones óptimas para su uso posterior, así como también la extracción, transporte, tratamiento de estabilización y disposición final en depósitos de seguridad.
Marco regulatorio
La ausencia de una legislación específica sobre el suelo y la necesidad de un marco regulatorio más claro representan obstáculos significativos. Además, la colaboración entre universidades, entidades técnicas y el sector privado es fundamental para desarrollar planes de trabajo efectivos.
En opinión de Denisse Triviños, “Chile es uno de los pocos países OECD (38 miembros) que no posee una legislación específica de suelo. Además, hay más de 10.000 m2 de proyectos de remediación específicos que requieren ingreso al SEIA”.
Para los expertos, avanzar en la protección de los suelos y abordar la contaminación con seriedad es un desafío nacional y urgente que requiere la acción conjunta de todos los sectores.
Chile enfrenta un desafío ambiental significativo: la contaminación de suelos. Según el Ministerio del Medio Ambiente, a nivel nacional existen 9.271 sitios con potencial presencia de contaminantes (SPPC), de los cuales un 40% se atribuye a la actividad minera.
Las regiones más afectadas por la minería son Atacama, Coquimbo y Valparaíso. En la zona centro, la disposición inadecuada de residuos es la principal causa de contaminación, mientras que en el sur predominan los problemas relacionados con el sector industrial manufacturero y la disposición inadecuada de residuos.
La remediación de suelos contaminados es, por tanto, un desafío que requiere la acción conjunta de todos los sectores.
Técnicas de saneamiento y recuperación
Para recuperar la calidad de un suelo contaminado, es fundamental determinar primero la peligrosidad y los principales contaminantes presentes en los residuos mediante un muestreo en terreno. Esto permite aplicar el tratamiento más adecuado y cumplir con lo establecido en el DS 148 para residuos peligrosos.
Denisse Triviños, subgerente de Ventas Industriales de Hidronor, una de las compañías especialistas en remediación de terrenos, explica que “el proceso consiste en la remoción de contaminantes del medio ambiente, los que son trasladados para su posterior tratamiento y disposición final de manera segura”.
Además, se realiza un análisis y caracterización de los residuos a cargo de un laboratorio acreditado bajo la norma ISO 17025 para análisis orgánicos e inorgánicos. Esto incluye la elaboración de planes de muestreo, la caracterización físico-química para determinar las concentraciones de los contaminantes, y controles analíticos que garantizan la descontaminación del terreno. El proceso también abarca la remediación del suelo, dejándolo en condiciones óptimas para su uso posterior, así como también la extracción, transporte, tratamiento de estabilización y disposición final en depósitos de seguridad.
Marco regulatorio
La ausencia de una legislación específica sobre el suelo y la necesidad de un marco regulatorio más claro representan obstáculos significativos. Además, la colaboración entre universidades, entidades técnicas y el sector privado es fundamental para desarrollar planes de trabajo efectivos.
En opinión de Denisse Triviños, “Chile es uno de los pocos países OECD (38 miembros) que no posee una legislación específica de suelo. Además, hay más de 10.000 m2 de proyectos de remediación específicos que requieren ingreso al SEIA”.
Para los expertos, avanzar en la protección de los suelos y abordar la contaminación con seriedad es un desafío nacional y urgente que requiere la acción conjunta de todos los sectores.